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En el humanismo clásico, el hombre es el único portador de valores. Se sigue, pues, la ley de Hume (Hume, 1740), según la cual está prohibido deducir lo que debe ser a partir de una simple descripción de lo que existe, y Moore (1903) denuncia la falacia naturalista que reduce el 'bien' a tal o cual estructura natural. En esta perspectiva, la ecología adquiere un carácter fundamentalmente normativo. No sólo prohíbe, sino que prescribe. Sin embargo, hay otros enfoques que dotan a las entidades naturales de un valor intrínseco. Es el caso de Arne Naess, el fundador de la ecología profunda (1973), para quien el mundo no está escrito en lenguaje matemático (a no ser que el mundo y su representación se confundan), o de la ética medioambiental, siguiendo a Routley (1973). Así, tras recordar los principales elementos del debate, así como sus presupuestos, argumentaremos a favor de una ecología virtuosa, en el sentido de la epistemología de las virtudes, y por tanto contra toda forma de abhumanismo y antinaturaleza

El objetivo de nuestro estudio es investigar la influencia de la enseñanza en el desarrollo del juicio moral ambiental en niños de primer y segundo grado. Un total de 116 alumnos de primer y segundo grado participaron en el estudio. Propusimos 'dilemas morales' que incluyen diferentes componentes: naturaleza (fauna y flora), contaminación y clasificación. Las entrevistas se realizaron individualmente y se grabaron. Las respuestas se analizaron mediante el método interjueces (coeficiente Kappa: 0,85). En cuanto a las respuestas, la mayoría de los niños justificaron sus respuestas de acuerdo con el razonamiento biocéntrico para los niños de primer y segundo grado, independientemente de la enseñanza. Cabe señalar que no hay diferencia entre las distintas dimensiones. Los niños están predispuestos a la moral ambiental; la enseñanza refuerza esta moral en los ámbitos prácticos.

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Pensamiento crítico y cambio Durante mucho tiempo, el hombre -al menos en Occidente- se ha creído dueño y poseedor de una naturaleza infinita con recursos inagotables. El posible fin de la abundancia en el medio natural y las amenazas que se ciernen sobre el futuro de las generaciones venideras a causa del calentamiento global y las perturbaciones resultantes han cambiado nuestra relación existencial con la tierra: ya no se la considera sólo como una res corporalis, sino también como un elemento que sustenta nuestra existencia, convirtiéndose en la condición misma de esa existencia. Esta idea ha obligado a las sociedades occidentales a cambiar su visión de los sistemas sociales y las cuestiones medioambientales en su relación con el derecho. El cambio climático es una realidad (casi indiscutible) a la que se enfrentan los Estados europeos y que ha motivado desde hace varios años la adopción de textos no vinculantes y cada vez más vinculantes para alcanzar objetivos acordes con sus compromisos internacionales mediante la ratificación de tratados internacionales (por ejemplo, los acuerdos de Tokio y París, pero también el Convenio de Aarhus). En cuanto a la base jurídica de estas acciones, aunque el término 'cambio climático' no aparece en los Tratados, la Carta de los Derechos Fundamentales de la Unión Europea indica en su preámbulo 'las responsabilidades y los deberes para con los demás, la comunidad humana y las generaciones futuras'. La Carta también exige a la Unión y a sus Estados miembros que, cuando actúen en el marco del Derecho de la Unión, adopten un enfoque del desarrollo sostenible basado en estos derechos, mientras que el artículo 37 subraya la necesidad de que 'un alto nivel de protección del medio ambiente y la mejora de su calidad se integren en las políticas de la Unión y se garanticen de acuerdo con el principio de desarrollo sostenible'. El principio contenido en este artículo se basa a su vez en el apartado 3 del artículo 3 del Tratado de la Unión Europea (TUE) y en los artículos 11 y 191 del Tratado de Funcionamiento de la Unión Europea (TFUE). Estas bases jurídicas han permitido la adopción de una amplia gama de políticas e instrumentos, entre ellos la Estrategia de Crecimiento Sostenible de la UE y el Green Deal. En su Agenda 2030, la UE define el desarrollo sostenible como el que abarca tres dimensiones igualmente importantes e interrelacionadas: económica, medioambiental y social. Los compromisos de la UE para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero, identificados como la principal causa del cambio climático (el aumento de la concentración de estos gases en la atmósfera es señalado como responsable del calentamiento global), serán especialmente destacados en nuestras presentaciones, que también harán hincapié en las dificultades inherentes a la toma de decisiones a nivel de la UE y en la naturaleza (y limitaciones) de estas acciones. De hecho, estas últimas a veces son impugnadas por los distintos agentes destinatarios de las mismas, que las consideran demasiado difíciles de aplicar (empresas consideradas contaminantes, por ejemplo) o que estiman que no son suficientes (ONG, asociaciones de protección del medio ambiente, pero también entidades subestatales o particulares).

En el contexto actual de triple crisis, ecológica, social y democrática, la 'palabra pública' parece estar marcada por una pérdida de aceptabilidad. Esta pérdida de aceptabilidad se ha visto acelerada por la verticalidad que desde hace tiempo se observa en la relación entre los ciudadanos y las instituciones, así como en la toma de decisiones y el funcionamiento de las mismas. Ante esta situación, se está produciendo un cambio en la concepción y naturaleza de la norma jurídica. Las 'normas técnicas' parecen ser el síntoma de esta nueva dependencia de la norma del entorno de su aplicación.

Menos gorriones en la ciudad, más aves zancudas de gran tamaño, periquitos de cuello anillado que compiten con las grajillas en medio de las ciudades, jabalíes a las puertas de las aulas del campus de Luminy. ¿Cuáles son los factores ambientales que conducen a esta situación; cuáles son las estrategias puestas en práctica por determinadas especies para salir adelante? ¿Cómo pueden ser útiles ciertas habilidades cognitivas para lograrlo?

Durante mucho tiempo se consideró que el mar era un cubo de basura auxiliar: no sólo se daba por zanjado el destino de los residuos que desaparecían de la vista, sino que se le atribuía un supuesto 'poder de autolimpieza'. Sin embargo, el Mediterráneo, debido a su pequeño volumen y a su configuración semicerrada, tiene unos intercambios limitados con el océano abierto. Además, funciona como un modelo reducido de un océano, con importantes y rápidos intercambios entre las aguas superficiales y las profundas, y corrientes muy variables. En consecuencia, los impactos de nuestra contaminación no serán locales ni superficiales (efecto 'patata caliente'), hasta que potencialmente vuelvan a su zona de origen (efecto boomerang).

Mi presentación se centrará en el papel de la interfaz océano-atmósfera, la superficie límite entre dos medios fluidos, que constituye una zona de intercambios permanentes de diversa índole, en particular de aerosoles, cuya influencia en el clima aún no se conoce bien. En el contexto del aumento de la ocurrencia de eventos extremos en el Mar Mediterráneo, esta presentación identificará los obstáculos e incertidumbres restantes, como una mejor consideración de los aerosoles y los factores de escala en particular, sobre la evolución del clima.